La picaresca del
ser humano no conoce límites, por eso puede no asombrarnos el encontrar
titulares como estos:
“En 2015 se produjeron cerca de 306.000 reclamaciones
fraudulentas al seguro”
“Uno de cada dos fraudes del seguro está relacionado con
el automóvil”
“ 6 de cada 100 siniestros fueron intento de fraude al
seguro del coche”
–
El Mundo, 21/4/16
Dados los casos de
fraude a aseguradoras que nos podemos encontrar en nuestro día a día, no es de
extrañar que compañías de seguros y detectives caminen de la mano, ya que los profesionales
de la investigación privada son la herramienta utilizada por las compañías aseguradoras
para tratar de evitar los timos tan extendidos entre la población implicada en
accidentes.
La labor del
detective privado consiste en realizar un seguimiento de la persona que ha sido
víctima de un accidente y que alega sufrir unas determinadas lesiones. La
misión consistirá en buscar las pruebas para verificar si estas supuestas
lesiones y sus secuelas existen realmente
y causan las limitaciones manifestadas por el sujeto o si por el
contrario son invención total o parcial de la víctima del accidente para
aumentar la cuantía económica a percibir por el siniestro.
En la mayoría de
los casos de investigación para mutua y compañías de seguros, el detective
destapa auténticos fraudes al seguro: personas que dicen no poder andar participando
en carreras populares, supuestas lesiones de hombro de gente que va a jugar al pádel
los fines de semana e incluso gente que ha llegado a amputarse un dedo de la
mano voluntariamente para reclamar la indemnización pertinente al seguro,
alegando que la amputación ha sido causada por un accidente de tráfico.
Gracias a la labor
del detective privado, las aseguradoras podrán obtener la verificación de
lesiones, conocer la veracidad de accidentes e incidencias y saber si realmente
se está cometiendo un fraude por parte del afectado.
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de un profesional? ¡Llámanos!